Nos encanta la magia. Nos fascinan las ilusiones. Nos enamoran las fantasias. La especie humana se regocija en el engaño autoinfligido.
Creemos controlarlo todo. Y cuando nos sabemos incapaces buscamos una excusa para no hacerlo o destruimos ese objeto incontrolable. Nos gusta un orden mas allá del provisto por las aleatorias posibilidades del universo. Nos gusta una una asepsia inusitada.
Como si nos hubiésemos escapado de un laboratorio. Un laboratorio de lineas rectas, limpieza milimétrica y ecosistemas controlados. Un laboratorio que el abandonar, nos hizo la vida difícil pues hemos querido recrearlo desde ese día. Lineas rectas. Exterminio de especies competidoras. Estudio minucioso de cada rincón del planeta. Ese afán de entender el nuevo laberinto en el que liberaron a nuestra especie, es el que nos ha llevado hasta este momento.
Tratar de darle significado a lo que quizás no tiene. Intentar entender todo a nuestro alrededor con el objetivo final de controlarlo. A engañarnos a conciencia una y mil millones de veces!